viernes, 29 de enero de 2016

We'll meet again. (Vera Lynn)

Nos volveremos a ver,
no sé dónde,
no sé cuándo
pero sé que nos volveremos a ver,
cierto día soleado.

Continúa sonriendo todo el tiempo,
como siempre lo has hecho,
hasta que el cielo azul
se lleve las oscuras nubes, muy lejos.

Podrías por favor saludar
a la gente que conozco
diles que no tardaré (no tardaré...).

Les encantará saber
que mientras me veías partir
yo cantaba esta canción.

Nos volveremos a ver
no sé dónde,
no sé cuándo
pero sé que nos volveremos a ver,
cierto día soleado.

Continúa sonriendo todo el tiempo,
como siempre lo has hecho,
hasta que el cielo azul
se lleve las oscuras nubes, muy lejos.

Podrías por favor saludar
a la gente que conozco
diles que no tardaré (no tardaré).

Les encantará saber
que mientras me veías partir
yo cantaba esta canción.

Nos volveremos a ver
no sé dónde,
no sé cuándo
pero sé que nos volveremos a ver,
cierto día soleado.

Continúa sonriendo todo el tiempo,
como siempre lo has hecho...
como siempre lo has hecho....
.
.
.
.


martes, 26 de enero de 2016

7 Frases IV.

Y si no das más, tan solo encuentra lo que hay en tus manos, piensa que dar amor nunca es en vano. Sigue adelante sin mirar atrás.
Pablo Neruda.

No era sólo que a sus ojos se asomaran tantos mundos...era cómo me invitaban a entrar.
Audrey Kawasaki.

El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad. 
Gabriel García Márquez.

Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo.
Julio Cortázar.

Pon tu mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una persona que te resulte atractiva durante una hora y te parecerá un minuto. Eso, es la relatividad.
Albert Einstein.

Llorar de amor, de hastío, de alegría... Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio Girondo.

Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida. 
Pablo Neruda.

miércoles, 20 de enero de 2016

20 de enero con rosas para tí. (Pablo Benegas y Xabi San Martín)

Pensé que era un buen momento,
por fin se hacía realidad,
tanto oír hablar de tu silencio,
dicen que te arrastra como el mar.

Llené de libros mi maleta,
también de fotos tuyas de antes.
Dibujé tu sonrisa junto a la mía,
me dormí con tu abrigo en el sofá.

Quiero estar a tu lado,
quiero mirarte y sentir,
quiero perderme esperando,
yo quiero quererte o morir....

Y en el momento que vi tu mirada buscando mi cara
la madrugada del 20 de enero saliendo del tren,
me pregunté que sería sin ti el resto de mi vida,
y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

Cogí un tren que no dormía

y vi tu cara en un cristal,
Era un reflejo del sol de mediodía,
era un poema de amor, para viajar.

Quiero estar a tu lado
quiero mirarte y sentir,
quiero perderme esperando,
yo quiero quererte o morir....

Te perdí
y no te perderé
nunca más te dejare.
Te busque, muy lejos de aquí
y te encontré pensando en mí.

Y en el momento que vi tu mirada buscando mi cara
la madrugada del 20 de enero saliendo del tren,
me pregunté que sería sin ti el resto de mi vida,
y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

En un día de estos en que suelo pensar:
“hoy va a ser el día menos pensado”,
nos hemos cruzado, has decidido mirar,
a los ojitos azules que ahora van a tu lado.

Desde el momento en el que te conocí,
resumiendo con prisas, tiempo de silencio,
te juro que a nadie le he vuelto a decir
que tenemos el récord del mundo en querernos.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.

Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice: "quieta, hoy quizás sí...."

Escapando una noche de un bostezo de sol
me pediste que te diera un beso,
con lo baratos que salen mi amor,
qué te cuesta callarme con uno de esos.

Pasaron seis meses y me dijiste adiós,
un placer coincidir en esta vida.
Allí me quedé, en una mano el corazón,
y en la otra excusas que ni tú entendías.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.

Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice: "quieta, hoy quizás sí...."

Y es que empiezo a pensar
que el amor verdadero es tan sólo el primero.
y es que empiezo a sospechar
que los demás son sólo para olvidar.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.

Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice: "quieta, hoy quizás sí... quizás sí."

viernes, 15 de enero de 2016

Desde que lo estamos dejando. (Daniel Marco Varela)

He vivido alguna vez lo que está pasando y sé que resucitaré cuando tengo un rato.
 
Es normal creer que estoy mintiendo no me lo he tomado mal, pero escucha lo que estás diciendo, yo he dejado de escuchar.
 
Me he caído con un pie y sigo mejorando, y sé que la próxima vez cambiaré de bando.  Nadie se merece un monumento, creo que no hay marcha atrás, al final siempre es el mismo cuento, al final siempre es el final....
 
Y cuantos besos me he perdido desde que nos estamos dejando.
Juro que no estoy arrepentido pero tú no lo tienes tan claro.
 
Entre tanto no seré yo el que tenga el mando, me conformo con ser muy de cuando en cuando. Esta
vez soy yo el que va perdiendo. No conviene sufrir más.
Es una adicción, es un infierno, el no parar de temblar.
 
Dime cuantos besos me he perdido desde que nos estamos dejando.
Juro que no estoy arrepentido  pero tú no lo tienes tan claro.
He vivido alguna vez lo que está pasando….

lunes, 11 de enero de 2016

Tu recuerdo y yo. (José Alfredo Jiménez)

Estoy en el rincón de una cantina
oyendo una canción que yo pedí,
me están sirviendo ahorita mi tequila
ya va mi pensamiento rumbo a ti.

Yo sé que tu recuerdo es
mi desgracia, y vengo aquí nomás a recordar,
que amarga son las cosas que nos pasan
cuando hay una mujer que paga mal.

Quien no sabe en esta vida la traición
tan conocida que nos deja
un mal amor.

Quien no llega a la cantina
exigiendo su tequila y exigiendo
su canción, me están sirviendo ya la
del estribo ahorita ya no sé si tengo fe.

Ahorita solamente
yo les pido que toquen
otra vez la que se fue.

Quien no sabe en esta vida la traición
tan conocida que nos deja
un mal amor.

Quien no llega a la cantina
exigiendo su tequila y exigiendo
su canción, me están sirviendo ya la
del estribo ahorita ya no sé si tengo fe.

Ahorita solamente
yo les pido que toquen
otra vez la que se fue.

miércoles, 6 de enero de 2016

The other Wise Man. Resumido. (Henry van Dyke)

Artabán es cetrino de piel, de mirada acuciosa y luengas barbas que emboscan su edad, en torno a la treintena. Vive como un anacoreta en las cuevas del monte Ushita, donde se dedica a desentrañar los oráculos de Zoroastro, que anuncian a un Socorredor que hará "la vida radiante, inmortal y eternamente próspera".

Un día cualquiera llegan hasta su cueva emisarios de Melchor, Gaspar y Baltasar, que le advierten del descubrimiento de una estrella que anuncia el nacimiento de ese ansiado Socorredor y lo citan en la ciudad de Borsippa. Antes de partir, Artabán elige cuidadosamente las ofrendas que depositará a los pies del Socorredor: un diamante de Méroe, que repele los golpes del hierro y neutraliza los venenos; un jaspe de Chipre, que estimula el don de la oratoria; y un rubí de las Sirtes, cuyo fulgor disipa las tinieblas del espíritu.

Artabán espolea su caballo y cabalga sin descanso hasta que, a las afueras de Borsippa, pero en su camino se tropieza con un hombre agonizante y desnudo. Se trata de un comerciante que ha sido desvalijado por unos ladrones y después golpeado sin piedad. Artabán lava con vino sus heridas y entablilla sus huesos quebrados. Cuando el viajero le confiesa que los ladrones lo han despojado de todos sus caudales, Artabán se apiada de él y le regala el diamante de Méroe que reservaba para el Socorredor.

Cuando Artabán llega a Barsippa, un posadero le entrega una carta de Melchor, Gaspar y Baltasar:
"Te hemos esperado en vano.
 No podemos dilatar más nuestro viaje.
 Síguenos a través de desierto.
Que la estrella te guíe".

Artabán azuza su caballo hasta reventarlo; cuando se queda sin montura, prosigue el camino a pie entre tormentas de arena. Aunque las huellas de la comitiva de Melchor, Gaspar y Baltasar se han borrado, no extravía su rumbo, gracias al resplandor insomne de una estrella que ilumina su camino.

Cuando, andrajoso y famélico, llega a Belén, Artabán no encuentra señal alguna de los magos; en su lugar, se topa con la crueldad desatada de Herodes, que ha ordenado a los soldados de su guardia el exterminio de los varones recién nacidos.

Se abalanza sobre uno de ellos, que se dispone a hundir su espada en la garganta de un niño que aún no ha aprendido a llorar, y le ofrece el rubí de las Sirtes, que guardaba para el Socorredor, a cambio de la vida del niño.

Un capitán de Herodes sorprende la transacción y ordena que apresen a Artabán y lo envíen a Jerusalén, donde será aherrojado en una mazmorra de palacio durante décadas, ignorado por sus carceleros, hasta convertirse en un gurruño arrugado y ciego.

 En medio de las tinieblas de su encierro, llega a escuchar rumores sobre un Galileo que sana a los enfermos y alivia los corazones atribulados. Confusamente, intuye que ese Galileo debe de ser el Socorredor que un día remoto quiso honrar con sus regalos.

Muchos años más tarde, Artabán es liberado, seguramente porque sus carceleros prefieren no tener que enterrar su carroña. Se tambalea por las calles de Jerusalén como un resucitado, con los ojos quemados por el sol.

Una riada de gentes se dirige al Gólgota, para presenciar la crucifixión de un profeta que ha osado blasfemar contra Dios, según el veredicto del Sanedrín. Artabán se deja arrastrar por la multitud, pero se detiene a recuperar el resuello en una plaza en la que se está subastando como esclava a una muchacha de cabellos de fuego. Hondamente conmovido, Artabán escarba entre sus andrajos y rescata el jaspe de Chipre que ha logrado conservar durante tantos años de cautiverio, con el que compra la libertad de la muchacha, que besa sus arrugas y sus ojos yermos.

De repente, la tierra tiembla y el velo del templo se rasga y los sepulcros se abren y una falla se traga a Artabán, que antes de morir aún acierta a vislumbrar la figura de un hombre llagado y resplandeciente; su voz desciende sobre él como un bálsamo:

-Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, enfermo estuve y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste.

Artabán perplejo y desmemoriado susurra a la extraña figura sin que sus labios se muevan.

-¿Cuándo hice yo esas cosas? -la muerte ya estrangula su hálito cuando el hombre llagado y resplandeciente vuelve a susurrarle.

-Cuanto hiciste por mis hermanos, lo has hecho por mí.

Y Artabán murió en los brazos del Socorredor anunciado por Zoroastro, naciendo para una existencia radiante, inmortal y eternamente próspera.

Que los magos de Oriente (con Artabán al frente) les traigan la paz, el calor y el amor que tanto anhelamos.

sábado, 2 de enero de 2016

7 Frases III. 96 años atrás.

La violencia es el último recurso del incompetente.

Nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien.

Vale la pena ser obvio, especialmente si eres famoso por tu sutileza.

Para triunfar, el solo planteamiento es insuficiente. También se debe improvisar.

Solamente una mentira que no esté avergonzada de sí misma puede tener posibilidades de éxito.

Una pistola atómica puede disparar en dos direcciones.
Isaac Asimov en boca de
Salvor Hardin en Fundación.

Las tres leyes de la robótica son:
  1. Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.
Isaac Asimov en Runaround.

viernes, 1 de enero de 2016

El primero de enero. (Joaquín Sabina)

El primero de enero, tararí,
será tan gris como un jueves cualquiera,
sin Drácula escalando el Pirulí,
ni marcianos cruzando la frontera.
 
Más de lo mismo bajo el cielo añil,
cronos en su fugaz trono vacío,
la anoréxica luna giligil
no exportará vacunas contra el frío.
 
Llenaré otro galpón municipal
y esperaré el diluvio universal
viendo crecer el bosque por la acera.
 
El primero de enero (del dos mil),
aunque siga muriéndome por ti,
me iré con la primera que me quiera.