jueves, 31 de agosto de 2017

Biblioteca. Agosto 17.

Relatos de robots.
De Isaac Asimov.

Sinopsis: 

Sally, Robbie, Emma Dos y Andrew Martin tienen algo en común: deben cumplir las tres leyes de la robótica. Pero en estos Relatos de robots cualquier cosa es posible

Opinión:

El libro es un pequeño compendio de obras menores del gran maestro de la robótica Asimov, terminando con una alegoría a la libertad y la vida como es “El hombre bicentenario”.

Podríamos hablar detenidamente de cada uno de los cuento, explorando su contexto y entendiendo cada vez mejor la “mentalidad” de los robots, y del mundo que nos presenta siempre el gran maestro Asimov. Y a su vez, al entenderlos a ellos, ir comprendiéndonos cada vez más a nosotros mismo, como individuos y como raza, trasladando el peso de la humanidad, en las cuatro obras, a los propios robots.

Relatos con tan pocas palabras que es difícil de creer todo lo que llegan a  expresa. Sin duda una parada obligatoria en la ciencia ficción y un libro perfecto para estos meses de verano.

Crónica de una muerte anunciada. 
De Gabriel García Márquez.

Sinopsis:

Acaso sea Crónica de una muerte anunciada la obra más «realista» de Gabriel García Márquez, pues se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal de escritor. Cuando empieza la novela, ya se saber que los hermanos Vicario van a matar a Santiago Nasar -de hecho ya le han matado- para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero el relato termina precisamente en el momento en que Santiago Nasar.

El tiempo cíclico, tan utilizado por García Márquez en sus obras, reaparece aquí minuciosamente descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, que avanza y retrocede en su relato y hasta llega mucho tiempo después para contar el destino de los supervivientes. La acción es, a un tiempo, colectiva y personal, clara y ambigua, y atrapa al lector desde un principio, a pesar de que conoce el desenlace de la trama. La dialéctica entre mito y realidad se ve potenciada aquí, una vez más, por una prosa tan cargada de fascinación que las eleva hasta las fronteras de la leyenda.

Opinión:

Bajo la sinopsis podemos introducirnos tanto en la obra como en la narrativa de García Márquez.

Una obra que había leído hacia bastantes años y me ha vuelto a enganchar hasta devorarla. Trayéndome a la memoria, desde la primera frase, lo que sentí la primera vez con Santiago Nasar, y, extrañamente, con la familia Buendía.

“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”

Me traslada a lo sencillo, a la simplicidad, a América Latina, a olores de pueblo y chozas de caña y barro.

Dos libros que en cierta forma se entrelazan en mi cabeza, y forman una dualidad perfecta, primero leería Crónicas de una muerte anunciada, para ir entrando poco a poco en la visión de Márquez, después, como poseído, me dejaría enredar por Cien años de soledad.

Por quién doblan las campanas. (John Donne)

Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra.


Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; por eso la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti.

lunes, 28 de agosto de 2017

Cáscara vacía. (Nelson Mandela)

Si no hay comida cuando se tiene hambre,
     si no hay medicamentos cuando se está enfermo,
          si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas,
              la democracia es una cáscara vacía aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento.

jueves, 24 de agosto de 2017

Ahí va una niña. (Andrés Suárez)

Ahí va una niña con cara de buena, recién maquillada y sabiéndose guapa, cerrando la puerta en la cara de un niño con granos y pecas y sexo a escondidas con fotos que sube la niña posando en las redes que atrapan al niño que mira.

Ahí va la niña sin tragar el humo, mirándose quieta en cristales de coches que habitan la cera, y el niño en la otra, creciendo la pierna del medio se sale perdido y la espera como cada tarde sin que ella lo sepa.


Ahí va la niña con otro más guapo pero sin bandera, sacándose fotos en moto sin casco y el niño no sabe lo mucho que vale y vuelve a las redes, que nunca sociales, y espera el recreo y una de esas tardes le dice:

-Te quiero, hoy vengo a buscarte.

Y ella dirá que no.

Y el perderá una vida. 
Y ella se hará mayor.
Y el sentirá el adiós de un beso en la mejilla.

Ahí a una niña veinte años más seria, llorando a escondidas, buscando otra niña que sale de clase. 

Ahí va ese padre felizmente tarde,  con una señora con cara de dama.

Un niño con pecas se sube al Volkswagen, la prisa les hace  casi darse con una señora y su niña.

Levantan la vista y la dama no entiende porque los dos lloran si no pasó nada.
El hombre la mira, quince años más viejo, se acerca al espejo y con voz de familia le dice a la niña con cara de buena:
-¿Sigue usted sin verme? -la niña suplica, el hombre contesta, vaciando una vida -Tarde. 

lunes, 21 de agosto de 2017

Despedida. (Luis Zalamea Borda)

Te fuiste.
Como se va la primavera. Como se van todas las cosas. Como se pierden en el mar las velas.
Y yo me quedé solo, con las uñas clavadas en la arena, viendo cómo se alejan las mareas.

Sí, te fuiste.
Ni tu nombre recuerdo, ni el color de tus ojos. Sólo recuerdo que por las tardes leíamos a Neruda. Aún me llega el timbre de tu voz profunda, y el alarido de tu dicha, suelto, huyendo a medianoche por la playa.

Te fuiste, irremediablemente, te fuiste. Huiste de mi vida. 
Fue el océano tu cómplice fortuito, zarpaste al borde de un balandro cualquiera una tarde cualquiera. Yo me quedé sobre la playa dilatada, salpicado de ocaso, solitario en la arena.

Te fuiste.
Nos habíamos amado con la furia de los 25 años.
Todo fue cerca al mar: besos de sal y yodo, mordiscos de medusa enloquecida, saltos de delfines en celo, abrazos hasta brotar la sangre marinera.

Te fuiste.
Como se fueron también la rada familiar, las velas madrugadoras de los camaroneros, el lecho duro de nuestros combates clandestinos. 
Hasta el mar cambió de rostro y de fragancia; la codicia del hombre corrompió las aguas. El aire mismo se llenó de venenos y de miasmas.

Te fuiste.
Como se van todas las cosas. Y yo me quedé solo, con las uñas clavadas en la arena, viendo cómo se alejaban las mareas. Sí, te fuiste y yo… me quedé solo. 

jueves, 17 de agosto de 2017

África negra. (Rita Mercedes Chio)

Cuna de la humanidad y reserva del mundo
     misteriosamente postergada.

África negra… 
     tratando de sobrevivir al hambre de otros continentes y al propio.

Etnias y culturas enfrentando ambiciones desmedidas
     donde sobran los fotógrafos y escasea el alimento, 
     una reserva agendada en el futuro de algunas naciones.

Comunidades que conviven en armonía y paz,
     un espectáculo que despierta intereses, pero no conciencia…

África negra… 
     explorada, pero no respetada.

Con mucha más belleza que la de sus atardeceres,
     pueblos sujetos a las alas del ave Fénix
     donde aún se escucha el grito sagrado de las tradiciones,
     donde su sangre ha teñido todas las aguas.

El abrazo más profundo del hombre con la tierra
     donde el futuro es simplemente hoy.

Acariciada muy pocas veces por las manos de los blancos,
     llena de orgullo a pesar de una historia plagada de humillaciones,
     de la abundancia a la nada, un solo paso….

Un amor que no se oculta.
Un paraíso salvaje y lleno de cultura
Visitarla no es descubrirla.

Sonrisas que brotan inocentes ante imponentes cámaras extranjeras,
     y muchas veces se come a cambio de mostrar su esencia.
O los vestigios de un pasado que se trató de destruir en nombre de la civilización

África negra, roja y blanca…,
     sin tecnología, pero con sabiduría.
Y una genuina felicidad de pertenecer al continente más exótico.

Ellos también nos miran y observan nuestras miserias,
     la espiritualidad del pueblo africano, 
     le permite ver de cerca un cielo que no conocemos
     un cielo que no comprendemos, pero admiramos en secreto.

Guardo el mejor de los recuerdos de este continente entrañable.

lunes, 14 de agosto de 2017

Me han dicho que la locura. (Juan Carlos Aragón Becerra)

Me han dicho que la locura
es el peor de los males,
que sale por Carnavales
y luego ya no se cura,
porque si te vuelves loco
la sangre se te dispara
hasta que poquito a poco
el corazón se te para.

Me han dicho que la locura 
es una enfermedad
tan típica de Cádiz 
que los gaditanos
que no la padecen 
nunca van al cielo.

Pero si se vuelven locos 
tampoco se van,
porque en juntito al mar
se quedan para siempre
cantando las coplas
de la tierra mía.

El levante es el veneno donde se disuelve
y a quien lo coja lo vuelve loco de alegría.

Por eso la locura, 
es la sabia tortura
que si no se remedia 
cura las miserias
de los gaditanos. 

Y como la locura 
nuestra miseria cura,
cuando la padecemos 
si no la tenemos
pues nos la inventamos.

Por eso la locura, 
esta locura de aquí
si es verdad que no se cura 
y sale por febrero
si algún día yo me muero
loquito me quiero morir. 

viernes, 11 de agosto de 2017

Poema XIV. (Pablo Neruda)

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo. 
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas. 
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? 
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías. 

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada. 
El cielo es una red cuajada de peces sombríos. 
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos. 
Se desviste la lluvia. 

Pasan huyendo los pájaros. 
El viento. El viento. 
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres. 
El temporal arremolina hojas oscuras 
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes. 
Tú me responderás hasta el último grito. 
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo. 
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas, 
y tienes hasta los senos perfumados. 
Mientras el viento triste galopa matando mariposas 
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela. 
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí, 
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan. 
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos 
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes. 

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote. 
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado. 
Hasta te creo dueña del universo. 
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues, 
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos. 

Quiero hacer contigo 
lo que la primavera hace con los cerezos.

lunes, 7 de agosto de 2017

El Mañana. (José Chino)

No nos quedan grandes esperanzas. No tenemos mucho que perder. Casi todo lo que habíamos logrado lo perdimos en un gran acto de fe.

Ya se acercará el último asalto.

Las heridas cubren nuestra piel, ¿para qué seguir si ya estamos llorando? Y las lágrimas escuecen más que el ayer.

Los que buscan un nuevo trabajo tienen que rogárselo a los que han tenido siempre el mundo entre sus manos hasta que no lo han podido sostener.

Tu verás si vienes o vas, el mañana está al llegar.
La verdad, ya no me da igual. ¡Quiero mi oportunidad!
La estoy esperando, sé que llegará.

Todos los que hayamos encontrado algo de verdad, en lo que creer, seguiremos para siempre encadenados a la idea de ser libres de una vez.

Los que necesiten un impulso pueden encontrarlo entre los que construyeron nuestro mundo con sus manos, con su fuerza, con su verbo y con su piel.

Tu verás si vienes o vas, el mañana está al llegar.
La verdad, ya no me da igual. ¡Quiero mi oportunidad!
La estoy esperando, sé que llegará. 

viernes, 4 de agosto de 2017

Herido de amor. (Federico García Lorca)

Amor, amor que está herido. 
Herido de amor huido; herido, muerto de amor. 
Decid a todos que ha sido el ruiseñor. 
Bisturí de cuatro filos, garganta rota y olvido. 
Cógeme la mano, amor, que vengo muy mal herido, herido de amor huido, ¡herido! ¡Muerto de amor!