lunes, 29 de abril de 2024

Salinero. (Rafael Alberti)

…Y ya estarán los esteros
rezumando azul de mar.
 Vivel del Río Martín
¡Dejadme ser, salineros,
granito del salinar!

¡Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas,
llenas de nieve salada,
hacia las blancas casetas!

Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero.

lunes, 22 de abril de 2024

El asedio. Fragmento. (Arturo Pérez-Reverte)

   Mirando los tres rostros serios y sombríos, el capitán Desfosseux reflexiona una vez más sobre los dos rasgos que considera propios de los españoles: desorden y crueldad.

   A diferencia de los soldados ingleses y su bravura continua, despiadada e inteligente, o de los franceses, siempre resueltos en el combate pese a estar lejos de su tierra y pelear, a menudo, solo por el honor de la bandera, los españoles le siguen pareciendo un misterio hecho de paradojas: coraje contradictorio, cobardía resignada, tenacidad inconstante. Durante la Revolución y las campañas de Italia, los franceses, mal armados, mal vestidos y sin instrucción militar, se convirtieron rápidamente en veteranos celosos de la gloria de su patria. Mientras que los españoles, como si estuvieran atávicamente acostumbrados al desastre y a la desconfianza en quienes los mandan, flaquean al primer choque y se derrumban como ejército organizado desde el principio de cada batalla; y sin embargo, pese a ello, son capaces de morir con orgullo, sin un lamento y sin pedir cuartel, lo mismo en pequeños grupos o combates individuales que en los grandes asedios, defendiéndose con pasmosa ferocidad. Mostrando después de cada derrota una extraordinaria perseverancia y facilidad para reorganizarse y volver a pelear, siempre resignados y vengativos, sin manifestar nunca humillación ni desánimo. Como si combatir, ser destrozados, huir y reagruparse para combatir y ser destrozados de nuevo, fuese lo más natural del mundo. El general "No Importa", llaman ellos mismos a eso. Y los hace temibles. Es el único que no desmaya nunca.

   En cuanto a la crueldad española, Simón Desfosseux conoce demasiados ejemplos. La pelea de gallos parece un símbolo apropiado, pues la indiferencia con que estas gentes taciturnas aceptan su destino descarta la piedad hacia quienes caen en sus manos. Ni en Egipto tuvieron los franceses que soportar más angustias, horrores y privaciones que en España, y esto acaba empujándolos a toda clase de excesos. Rodeados de enemigos invisibles, siempre el dedo en el gatillo y mirando por encima del hombro, saben su vida en peligro constante. En esta tierra estéril, quebrada, de malos caminos, los soldados imperiales deben realizar, cargados como acémilas y bajo el sol, el frío, el viento o la lluvia, marchas que horrorizarían a caminantes libres de todo peso. Y a cada momento, al comienzo, durante la marcha o al final de ésta, en el lugar donde se esperaba descanso, menudean los encuentros con el enemigo: no batallas en campo abierto, que tras librarse permitirían al superviviente descansar junto al fuego del vivac, sino la emboscada insidiosa, el degüello, la tortura y el asesinato.

miércoles, 17 de abril de 2024

7 Frases V, del séptimo arte.

Quiero estar sola.

Greta Garbo
como Grusinskaya en Grand Hotel (1932)

Realmente, mañana será otro día.

Vivien Legh
como Scarlett en Lo que el viento se llevó (1939)

- Si ese avión despega y no estás con él lo lamentarás. Tal vez no ahora. Tal vez ni hoy ni mañana. Pero más tarde. Toda la vida.
- ¿Nuestro amor no importa?
- Siempre tendremos París.

Humphrey Bogart y Ingrid Bergman
como Rick Blaine y Ilsa Lund en Casablanca (1942)

¿Sabes silbar, verdad Steve? Solo tienes que juntar los labios y… soplar.

Lauren Bacall
como Marie en Tener y no tener (1944)

¿Insignias? No tenemos. No necesitamos insignias. 
No tenemos que mostrarle ninguna insignia apestosa.

Alfonso Bedoya
como Gold Hat en El tesoro de Sierra Madre (1948)

Vas a necesitar un barco muy grande.

Robert Shaw 
como Quint en Tiburón (1975)

Volveré.

Arnold Schwarzenegge
como Terminator en la película homónima de 1984.

lunes, 15 de abril de 2024

Hagamos un trato. (Mario Benedetti)


Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo,
no hasta dos
o hasta diez,
sino contar
conmigo.

Si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles, ni piense qué delirio, a pesar de la veta o tal vez porque existe, usted puede contar conmigo.

Di otras veces me encuentra huraño sin motivo, no piense qué flojera, igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato, yo quisiera contar con usted.

Es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo y cuando digo esto, quiero decir contar aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco, no ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.



lunes, 8 de abril de 2024

Mi galaxia. (Alex Sampedro)

Desde el centro de tu ser
la gravedad me atrae a ti
y no hay forma de escapar de tu atracción.

Y tu fuerza interior
todo tu magma y tu calor
en tus ojos veo que quiere salir.

Y me deslumbra, tu mirada,
cual constelación de Orión
y la aurora boreal de tu cabello.

Una lluvia de estrellas
me sorprende en tu pasión
y en las gotas de sudor
que hay en tu cuello.

Inevitablemente
me quiero chocar contra tu piel
pues ésta estrella errante
busca una mujer.

Aterrizarme en tus labios
y fundirme en tu ser.
¡Eres la única galaxia
que yo quiero conocer!

Y cada átomo de ti exploraré
surcaremos universos
volveremos al Big Bang de la creación
y si tu quieres... creamos vida

Bailaremos con las Pléyades
y orbitaré tu cuerpo con mi voz.
Seremos luna y el sol

Curvaremos el espacio
y el tiempo será solo un factor,
ni Albert Einstein
resolverá nuestra ecuación

Y en fin..., te besaré..., te haré el amor
y le daré gracias a Dios
por regalarle esto a un friki como yo.

Dijo Dios sea la luz
y de repente fuiste tu
mi lumbrera y el planeta en el que habito.

En tu abrazo, sin disfraces
hallo paz y aceptación
y el oxígeno que tanto necesito.

Y perdido en el espacio
escuché tu corazón
las señales desde el púlsar de tu pecho.

Cruzaría todo el cosmos
por tener la sensación
de partículas que estallan en tus besos.

Inevitablemente
me quiero chocar contra tu piel
pues ésta estrella errante
busca una mujer.

Aterrizarme en tus labios
y fundirme en tu ser.
¡Eres la única galaxia
que yo quiero conocer!

Y cada átomo de ti exploraré
surcaremos universos
volveremos al Big Bang de la creación
y si tu quieres... creamos vida

Bailaremos con las Pléyades
y orbitaré tu cuerpo con mi voz.
Seremos luna y el sol

Curvaremos el espacio
y el tiempo será solo un factor,
ni Albert Einstein
resolverá nuestra ecuación

Y en fin..., te besaré..., te haré el amor
y le daré gracias a Dios
por regalarle esto a un friki como yo.





lunes, 1 de abril de 2024

Poema del árbol. (José Ángel Buesa)

Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento...

Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.

Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.

Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.

Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.

No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde...